El Mensaje dado desde el Infinito. Tomo 4

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Pueblos y naciones se enfrentan en guerras, el cambio climático se acelera, y algunos se preguntan: ¿por qué Dios no interviene? Dios ha intervenido al dirigir Su Palabra eterna a la humanidad a través de la profecía de Dios hoy. Dios se ha manifestado durante cinco décadas a través de Su profeta y enviada, Gabriele. Él instruye a Sus hijos humanos sobre la ley de la Siembra y la cosecha, sobre el camino del Sermón de la Montaña que nos trajo Jesús, el Cristo, sobre el camino del alma en el más allá y también sobre preguntas como «¿Existe el infierno? ¿Existe el cielo?».

• La humanidad se encuentra en el periodo de transición más grande.
• Allí donde está vuestro tesoro, está también vuestro corazón. Allí estará algún día vuestra alma
• El sueño, el hermano pequeño de la muerte
• El «infierno» está dentro de vosotros, así como el Cielo está dentro de vosotros. El alma es el libro de la vida
• Aprovechad el tiempo, planificad los días y las horas. Planificad el tiempo y no permitáis que el tiempo os apremie
• Si queréis encontrar el Cielo dentro de vosotros, id por el camino al Cielo –él penetra directamente en el corazón espiritual, hacia el Padre
• La ley de Siembra y cosecha –y la misericordia de Dios

Del contenido:
Hijos míos, haceos conscientes de que sois hijos e hijas de Dios. A través de Mi acto re­dentor en el Gólgota os he llamado de nuevo por vuestro nombre espiritual y os he acercado el camino hacia la casa del Padre. Reconocedlo y captadlo en lo más profundo de vuestro cora­zón: El Sermón de la Montaña es el camino a la casa del Padre.
En vuestras Biblias solo hay fragmentos del Sermón de la Montaña, pero si realizáis estos fragmentos del Sermón de la Montaña, reco­noceréis en lo más profundo de vosotros mis­mos que Yo, el Cristo, Soy vuestro Redentor y el camino hacia el eterno SER, hacia el Hogar eterno.
Hijos míos, tomar consciencia significa: hazte consciente a cada instante de que eres un hijo, una hija, de Dios. Entonces poco a poco sentirás, pensarás, hablarás y actuarás de forma divina.
(Extracto de una manifestacion del Cristo de Dios, 1988)